Ideología e industria de género, y cultura Woke en el área de salud argentino
Este artículo describe la política sanitaria en relación a la ideología de género, su industria y la influencia del movimiento por la Justicia Social de los EEUU.
Argentina es uno de los primeros países de la región en adoptar la ley de identidad de género en 2012 y en el área de salud florecen sus expendedores de productos identitarios. Se vale del sistema y recursos in situ, adoctrinando a los trabajadores y así propagando sus identidades sintéticas.
Este artículo describe la política sanitaria, en un país que fue uno de los primeros en sancionar una ley nacional de ideología de género en la región.
La identidad basada en la autopercepción del género se despliega en un número de leyes y políticas gubernamentales, nacionales y provinciales, sumado a una imprescindible influencia y presión de organismos y fundaciones internacionales. Simultáneamente, se le suman los medios de comunicación, las redes sociales, organizaciones de activistas, elites intelectuales y la mayor parte del movimiento feminista argentino.
La descripción por orden cronológico, de los cambios y transformaciones que se fueron dando en Argentina, permite ir entendiendo cómo fue introduciéndose esta ideología junto con la manipulación del lenguaje de origen Woke (cis, trans, inclusión, diversidad, Justicia Social, etc.) con excelentes estrategias de márketing explotando el aparato sanitario estatal para la industria de género.
La puerta de entrada
Argentina suscribió en 1995 a ciertos principios sobre la Aplicación de la Legislación Internacional de Derechos Humanos destinados a “garantizar el desarrollo adecuado de las personas de diversas orientaciones sexuales e identidades de género'' y “adoptar todas las medidas apropiadas para garantizar a estos grupos el goce o ejercicio de los DDHH” (Binetti, 2022).
En el área de salud, son concretamente las políticas ante el VIH-sida la puerta de entrada a la ideología de género. En 1991 con la Ley Nacional de Sida, crean programas de detección y prevención del virus. Desde mitad de los 2000, el estado sigue los lineamientos de la ONU y sus organizaciones como ONU-SIDA, OMS, PNUD, UNFPA, etc., instalando la idea de una identidad de género, independiente del sexo biológico.
Los grupos de riesgo de VIH-Sida están asociados fundamentalmente a varones homosexuales y usuarios de drogas, lo que reforzó una mirada discriminatoria y estigmatizante. Los grupos infectados se circunscriben a ciertas áreas urbanas donde se concentran los grupos más vulnerables: en conurbano bonaerense y otras ciudades grandes del resto del país.
En los documentos del gobierno se describe como portadores de VIH-Sida a heterosexuales, homosexuales y bisexuales. Sin embargo, desde 2006 en adelante, en los informes oficiales serán incorporadas las palabras travestis, transexuales, intersexuales, etc.
Jennifer Bilek señala que el concepto de derechos humanos, en referencia a personas homosexuales, fue colonizado por las grandes compañías multinacionales farmacéuticas durante la crisis del sida. De repente se abrió todo un mercado: los LGB (lesbianas, gays, y bisexuales) son identidades corporativas como demuestran los casos de Estados Unidos y Australia. La estrategia es utilizar sus organizaciones para incorporar el concepto de identidades de género.
Asimismo Bilek detalla que las auténticas raíces de esta ideología son estrictamente económicas. Este complejo industrial está formado por grandes compañías médicas y farmacéuticas, compañías financieras, fundaciones con influencias legales y políticas, grupos de presión, como son los lobbies y sus organizaciones activistas, más los centros de investigación, anexados a grandes universidades financiadas por millonarios.
Mientras tanto, en Argentina se abren áreas para atender a esta población, en los gobiernos provinciales. Por ejemplo, en 2006 el gobierno de la ciudad de Rosario creó el Área de la diversidad sexual destinado a poner en marcha un espacio de salud integral para lesbianas, gays, bisexuales, travestis, transexuales e intersexuales (LGBTI). Sin embargo la idea de diversidad no se refiere a heterogeneidad de puntos de vista, sino a su homogeneidad ideológica aunque tengan diferencias superficiales. La homogeneidad está en la definición de identidad, como indica la expresión “nacer en el cuerpo equivocado'', "la identidad de género de una persona puede corresponder o no con su sexo”.
En el documento del Ministerio de Salud sobre VIH-Sida, titulado Experiencias de estigma y discriminación de 2010, se enumera personas homosexuales, bisexuales y trans en la portada, pero dentro, también cita a homosexuales/gays, bisexuales y trans, y en la descripción de las entrevistas dice que está “basado en cinco grupos de autoadscripción según referenciaron los entrevistados/as: Homosexuales/gay, Bisexuales, Travestis/transexuales, Heterosexuales y Otros” (sic).
Esto es solo un ejemplo de lo que va a repetirse reiteradamente en sus informes:
“personas homosexuales, gays, bisexuales, trans (travestis, transexuales y transgéneros) y otros hombres que, sin identificarse con ninguna de estas categorías, mantienen prácticas sexuales con otros hombres o con personas trans, siguen constituyendo un porcentaje importante de las nuevas infecciones de VIH-Sida en nuestro país” (2011)
“Las personas se presentan a sí mismas en lo que hace a su sexualidad utilizando tres criterios diferentes en función de lo siguiente: su identidad de género (varón, mujer, trans); su orientación sexual (homosexual, bisexual, heterosexual); y su rol en la práctica sexual (activo, pasivo).”(2011)
“Hablamos de mujeres cis y varones cis” … “Hablamos de mujeres o feminidades trans, travestis, varones y masculinidades trans, personas trans, no binaries,...”(2021)
Esta ensalada de palabras es la estrategia lingüística recurrente de esta ideología, para redefinirlas, mezclar orientaciones sexuales con otras que son subjetivas, indemostrables, etc. básicamente negando el dimorfismo sexual.
Janice Raymond en su libro “Double Thinking, a feminist challenge to transgenderism” (2021), argumenta que la manipulación del lenguaje es parte de la distopía. Se trata de mantener dos creencias contradictorias en la mente simultáneamente, negando la existencia de la realidad objetiva. Este lenguaje que corrompe la realidad es apoyado por todo el aparato hegemónico trabajando para la industria de género.
Creación de dispensadores y la Ley de identidad de género
Los consultorios inclusivos (CI) se crean para atender a las personas con VIH-Sida. El equipo de salud tiene como primer objetivo, no solo atender a los contagiados sino también a las diversidades sexuales.
El Ministerio de Salud estipula que el equipo de salud de los CI tiene como misión “capacitar en temas novedosos” y brindar en horarios aceptables “una canasta de prestaciones tales como atención clínica, asesoramiento y diagnóstico en VIH y otras ETS, apoyo psicosocial y hormonización para personas trans” (sic) . Ofrecer las mejores condiciones para llegar a un mayor número de clientes es parte de una estrategia exitosa.
Los CI están formados por un equipo interdisciplinario de profesionales. Son trabajadores de la salud: médicos, endocrinólogos, trabajadores sociales, administrativos incluyendo hasta los trabajadores de mantenimiento del edificio, que serán entrenados para atender a esta población.
Este es el segundo objetivo de los CI: entrenar a los trabajadores a ignorar su conocimiento básico y sentido común sobre el dimorfismo sexual, reforzando el mensaje de que se puede cambiar de sexo biológico. La manipulación por medios psicológicos, para hacer dudar de su propio entendimiento, es lo que se ha popularizado como gasligthting. Este entrenamiento continuará fortaleciéndose con la aprobación en 2012 de la Ley de identidad de género (LdIdG) en todas las áreas del estado argentino.
La denominación de consultorio inclusivo o amigable no es inocente. Ser inclusivo según la cultura Woke, no significa aceptar a todas las personas. Es precisamente lo contrario, garantizar un espacio acogedor donde la gente no será ofendida por sostener ideas diferentes. Asegurarse que sea inclusivo es entrenar al personal sanitario a sostener la misma negación de la naturaleza sexual dimórfica del cuerpo humano.
Como parte del gaslighting, los CI deben reconocer el nombre de pila elegido, que en español ineludiblemente, muestra su cambio de “sexo-identidad”. En 2010 por ejemplo, el Ministerio de la Salud de la Nación dispone que se acepte la identidad de género adoptada o autopercibida y el nombre elegido. Se argumenta que es una forma de maltrato mantener su nombre masculino original. De manera subrepticia, sin consulta o debate público, se legitima la autodefinición de un nuevo tipo de persona, por la cual el sexo biológico no corresponde con sus datos de identificación.
La ley de identidad de género (LdIdG)
La ideología de género se logra implementar a través de los contenidos de las Naciones Unidas y sus organizaciones satélites (OPS/OMS, ONUSIDA, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa), UNICEF y Open Society Foundations, etc). El gobierno de turno toma esta agenda a través de estos organismos y la literatura gris, que proviene de los mismos lobbies y grupos de activistas, con recogida de datos de muestras sesgadas, etc.).
En 2012 se sanciona la LdIdG por la cual la persona con su sola declaración puede cambiar el sexo en sus documentos. Los menores podrán solicitar su cambio registral a través de un representante legal, incluso para tratamientos e intervenciones quirúrgicas. En 2015 el nuevo Código Civil y Comercial establece que, en lo que a la salud respecta, a partir de los 16 años, son adultos para tomar decisiones en forma autónoma, incluyendo tratamiento de modificación corporal.
Adicionalmente, esta ley ordena que todos los tratamientos médicos de adecuación a la expresión de género sean incluidos en el programa médico obligatorio, lo que garantiza una cobertura en todo el sistema de salud, tanto público como privado. El sistema público de salud se hace cargo de la formación y capacitación de los profesionales, la infraestructura y los insumos necesarios para ampliar aún más los consumidores de esta identidad corporativa (Bilek).
Con esta ley básicamente se consagra:
La falacia legal de reconocer algo subjetivo, indemostrable en los documentos de identidad.
El auto-diagnóstico: sentirse en el cuerpo equivocado no es una enfermedad, no son pacientes.
La despatologización para agilizar la llegada del cliente a los dispensadores de manera gratuita (se excluye del diagnóstico profesional que certifique que sufre de disforia de género).
No es una enfermedad, no necesariamente lo requiere pero se aprueba las modificaciones corporales para acomodar la ficción a su cuerpo. El tratamiento farmacológico-quirúrgico sigue a pie juntillas el modelo biomédico. El énfasis está en los estereotipos, entonces bajo la búsqueda de una apariencia física acorde, se intoxica y/o se amputan partes del cuerpo, se vuelven hormona dependientes, etc.
Como el sistema de salud argentino reconoce el derecho a atender al 100% de las personas en cualquier establecimiento de salud, ya están listas las tiendas dispensadoras en los CI. Pero el sistema de salud argentino es muy heterogéneo en su funcionamiento. Presenta graves problemas de calidad y efectividad; existen disparidades geográficas de infraestructura o inequidad en el acceso a los servicios básicos, medicamentos y tratamientos.
La desigualdad en la provisión de servicios de salud también está relacionada con la pobreza. En la actualidad más del 40% de la población está en la pobreza, el 30% de los hogares con niños están en situación de inseguridad alimentaria. Hace unos 40 años que Argentina no logra reducir la pobreza debido a la persistente inflación y las crisis económicas, más los efectos devastadores de la pandemia.
Con la sanción de la ley nacional, se establecerán guías e informes sobre los CI para atender a la diversidad sexual, independientemente del signo del partido político en el gobierno nacional o provinciales (Ministerio, 2013).
El aparato sanitario, mediático y judicial
Esta ideología se expande y fagocita otros programas de salud. Un ejemplo es el programa nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable creado en 2003, para acceso universal y gratuito a métodos anticonceptivos. Para 2013 adoptó los siguientes tres pilares: el marco de los derechos humanos, el enfoque de género y el reconocimiento de la diversidad sexual, étnica y cultural. De esta manera, la atención a la diversidad sexual y la promoción de sus derechos y accesibilidad a los servicios, cae dentro de las incansables demandas del movimiento activista (Infobae 2015).
Los medios de comunicación, indistintamente de su orientación política, difundirán la agenda de identidad de género amplificando también, los reclamos y denuncias de los profesionales de la salud y activistas por más consultorios inclusivos (CI), carencia de insumos necesarios, críticas a la atención hospitalaria, falta de quirófanos etc. Asimismo, informarán sobre demandas legales por falta de cobertura de las obras sociales en varias provincias del país (Uno, 2017; La tinta, 2019). En línea con los reclamos de los lobbies generistas, en 2017 el gobierno dispone que las obras sociales y prepagas deben cubrir en su totalidad los tratamientos de reafirmación de género (Infobae, 2017). Como corresponde, el sistema judicial siempre actúa en consonancia con los intereses de la industria de género (Télam 2021).
Durante la pandemia
La maquinaria sanitaria continúa añadiendo dispensadores de productos de la industria de género en el contexto de la pandemia. Por ejemplo, en la Provincia de Buenos Aires de 2020 se amplió un 26% la oferta de servicios para la atención integral del colectivo LGBT+ llegando a un mayor número de efectores. Se fortaleció el trabajo en torno a personas trans adultas y las “niñeces y adolescencias trans” (sic) y aumentó a un 25% el número de personas accediendo a los servicios, de 1309 personas en 2019 a 1642 registradas en 2020, y los mayores números de consumidores se concentran entre las edades de 21 a 30 años.
Surgen muchas preguntas, al ver qué tan efectivo está siendo el aparato publicitario de esta ideología. Por ejemplo, de los niños de 10 a 15 años atendidos en la Provincia de Buenos Aires, ¿fueron llevados por el desorden psicológico de sus padres (Munchausen por proxy o apoderado), por la aceptación acrítica de esta ideología o por la influencia de las instituciones educativas? ¿Los adolescentes responden a la inmensa influencia de las redes sociales, resultando en un fenómeno por contagio social, y no un trastorno mental, como sostiene Littman, 2018) ?
¿Algunos de ellos probablemente serían homosexuales, pero no han podido aceptarse o ser aceptados por su entorno social? ¿Cuántas mujeres y varones creyeron que tratamientos hormonales o cirugías resolverán sus malestares psicológicos, sociales y/o corporales? En todo caso, por la ley de identidad de género no podemos contar con la información sobre su sexo biológico.
Después de la pandemia
A partir de 2022 se reactiva la oferta de CI de acuerdo al número de noticias en las páginas web de distintas provincias, localidades, etc. Por ejemplo:
La provincia de Corrientes se propone cubrir el ciento por ciento de las formaciones de los profesionales sensibles a esta ideología, para el año 2023 (El litoral, 2022).
La provincia de Salta desde 2017 inició un proyecto de Asesorías de Salud Integral para la población adolescente en el ámbito educativo secundario, con el apoyo del Ministerio de Salud de la Nación y UNICEF Argentina. En 2022 han logrado abrir 94 espacios de atención exclusiva para la población adolescente (Gobierno de Salta, 2022).
Una ciudad de la provincia de Buenos Aires, Tres Arroyos de unos 50.000 habitantes, anuncia que recibe consultas a través de las redes para coordinar los servicios de manera itinerante para llegar a más consumidores (Tres Arroyos, 2022) .
A diferencia de la iniciativa de una feminista para Estados Unidos The Gender Mapping Project, en Argentina es el estado quien publicita la industria de género. Por ejemplo, la provincia de Buenos Aires, cuenta con un mapa online con la distribución geográfica de todos los CI, Salud integral para LGBT, así como la provincia de Santa Fe. 👈Invito a abrir estos dos enlaces para descubrir la oferta de CI financiados por el estado argentino.
Finalmente
Argentina causa espanto entre quienes vemos las consecuencias de esta ideología, impuesta de arriba a abajo, en alianza con las élites políticas, económicas e intelectuales argentinas.
En un país pobre con un sistema de salud que apenas puede responder a las necesidades básicas de sus ciudadanos, el estado manipula a sus instituciones favor de esta industria, engaña a sus niños y jóvenes y por supuesto, elimina la categoría sexo biológico de sus registros, desentendiéndose así de los derechos de las mujeres.
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