¿Qué tal la vuelta a la rutina? ¿Visteis microplásticos en el mar?
Al sentarme a escribir, pensando en lo que he visto y leído este verano, me ha venido a la mente una imagen específica: la de toda la comida que he visto desperdiciarse.
UN POCO DE CONTEXTO
Desde los hogares a la industria, pasando por supermercados y el sector HORECA (HOteles, REstauración y CAtering), la cantidad de alimentos desperdiciados en mejor o peor estado (pero absolutamente segura de consumir) es abrumadora.
AESAN define el desperdicio alimentario como “aquellos productos agrícolas y alimentarios descartados de la cadena alimentaria que siguen siendo perfectamente comestibles y adecuados para el consumo humano y que, a falta de posibles usos alternativos, terminan desechados como residuo”.
A nivel mundial, se desperdician o pierden alrededor de un tercio de los alimentos que se producen. Las tasas más altas se sitúan en el 40-50% para tubérculos, frutas y hortalizas, 35% para pescado, 30% para cereales y 20% para semillas oleaginosas, carne y productos lácteos. Esto, en un mundo en el que el calentamiento global se intensifica rápidamente (¿te acuerdas de las olas de calor?) y casi 1 millón de personas están en situación de hambre, simplemente no tiene sentido.
El desperdicio alimentario es una de las mayores ineficiencias de nuestro tiempo: producimos comida que nunca se consume y, en el proceso, emitimos gases de efecto invernadero y desperdiciamos una inmensa cantidad de materias primas (como cultivos, agua o energía). Es como quemar carbón, que emite 1T de gases de efecto invernadero, y después no generar electricidad a partir de ello. Absurdo.
En la UE, la cuantificación de los niveles de desperdicio de alimentos (última estimación de FUSIONS, 2016), revela que el 70% del desperdicio de alimentos surge en los sectores doméstico, de servicios de restauración y minoristas, mientras que los sectores de producción y procesamiento de alimentos contribuyen con el 30% restante.
Por ello, se ha desarrollado la Plataforma Europea sobre pérdidas y desperdicio alimentario, el Pacto Verde Europeo, la Estrategia “de la granja a la mesa” y se han emitido una serie de recomendaciones para prevenir el desperdicio de alimentos.
Otro dato sobre la actualidad: la mayoría de comida que no se vende en los supermercados acaba en la basura.
“La prioridad máxima será siempre el consumo humano, a través de la donación o redistribución de alimentos”.
- Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario
HABLEMOS DEL FUTURO
Al contrario que las naciones en desarrollo, los países desarrollados desperdiciamos una gran cantidad de comida; no por falta de estructura en la cadena alimentaria, si no por los altos estándares que hay sobre la apariencia de los alimentos. La gran paradoja es que mientras 821 millones de personas están en situación de hambre, cada año nosotros desperdiciamos 30-40% de la comida que producimos. No necesitamos tecnologías para producir más alimentos, necesitamos distribuir bien los alimentos que ya producimos y, sobre todo, saber apreciarlos.
Soluciones que no requieren nuevas tecnologías
La gran mayoría de soluciones desarrolladas por gobiernos e instituciones gubernamentales requieren desarrollar nueva legislación y ponerla en práctica, enlenteciendo mucho el cambio y, una vez conseguido, es muy difícil verificar que se cumpla en todos los eslabones.
En mi opinión, la forma más rápida de ver un cambio es, como siempre, la educación de los consumidores para que sean conscientes del problema. Y es que, durante el año 2020, los hogares españoles tiraron a la basura 1.364 millones de kg/L de alimentos, una media de 31 kg/L por persona. Lo que supone la pérdida de 250€/persona.
Expandir por supermercados y medios de comunicación las recomendaciones de prevención sería un método eficaz para disminuir el desperdicio a nivel doméstico. Personalmente, me gustó la campaña “Aquí no se tira nada” lanzada por el gobierno de España, pero me parece que le faltó visibilización.
“En la mayoría de compañías el primer paso es averiguar de dónde viene todo este desperdicio alimentario. Hay una falta de coordinación a lo largo de la cadena alimentaria, y diría que también una falta de coordinación en los hogares. Los sistemas no se hablan unos a otros. Solo una vez que entiendes dónde está el problema puedes hacer algo”.
– Alexandria Coari, directora de capital e innovación de ReFED
Desde la granja a la mesa grandes compañías de alimentación controlan todos los agentes de la cadena, desde legisladores a ganaderos. Ellos determinan cómo llega nosotros la comida, quien la maneja, quien la hace crecer, donde crece y muchas más decisiones que escapan al control del consumidor. Son estas grandes compañías las que tienen el poder de hacer un cambio con muchísimo impacto. Compañías como Kellogg’s o Pepsico tienen la influencia y los medios para invertir en nuevas tecnologías que disminuyan el desperdicio alimentario.
Soluciones tecnológicas
Aumentar la vida útil
Si queremos alimentar también nutricionalmente a la población mundial en 2050, extender la vida útil de los productos debería ser una de nuestras prioridades. En esto trabajan empresas como Apeel science, en la que cubren frutas y verduras con mono y diglicéridos purificados, es decir, hacen una especie de segunda piel natural que permite a los productos durar más.
Tecnologías como el encerado o el transporte en refrigeración son altamente ineficientes por su coste.
Blockchain
“Imagina ser capaz de saber la fuente y las condiciones de la pieza de fruta o verdura que vas a consumir, desde la granja donde fue cultivada hasta la tienda donde ha acabado en apenas 2,2 segundos. Eso es lo que Walmart e IBM han desarrollado, una solución a la trazabilidad por medio de blockchain llamada IBM Food Trust. Es el principio del futuro”.
– Shen Ming Lee en Hungry for disruption
“El Blockchain ha abierto una nueva era en la transparencia agroalimentaria. Tiene el potencial de ser la luz que ilumine el sistema alimentario. Esa transparencia lleva a que los consumidores confíen en la industria y esto a su vez lleva a que sean más responsables”.
– Frank Yiannas
Para los que todavía no sepáis que es esto del Blockchain: a grandes rasgos, es una tecnología descentralizada que permite almacenar y compartir información en un espacio virtual abierto.
Una de sus grandes ventajas es que reduce al máximo el tiempo de transporte de alimentos ya que permite usar solamente documentos digitalizados y con una verificación en tiempo real que no requiere esperas, facilitando los intercambios.
¿El mayor problema que presenta? Todos los intermediarios a lo largo de la cadena deben saber manejar esta tecnología para que su utilidad sea completa.
Plataformas de distribución de alimentos que van a ser desperdiciados
En los últimos años se han normalizado plataformas como Too Good to Go que, por si alguien anda un poco despistado, pone a precios muy bajos productos de tiendas de alimentación que todavía están en buen estado pero próximos a su fecha de caducidad.
Otro tipo de plataformas, quizás las que me parece que tienen más impacto porque te ayudan a entender una realidad, son las que venden productos que se iban a tirar porque no cumplen los estándares estéticos que la gran mayoría de consumidores demanda (tristemente). Un ejemplo de esto es Talkual Foods, que no me pagan por publi pero os recomiendo que echéis un vistazo a su trabajo.
Este tipo de aplicaciones están en auge y hay muchos ejemplos sobre cómo la tecnología puede revolucionar este campo. Te invito a que investigues un poco más sobre lo que más te interese… ¡y me cuentes!
CONCLUSIÓN
Aunque recuperásemos solo el 25% de los alimentos que desperdiciamos actualmente, técnicamente podríamos alimentar a 870 millones de personas en situación de hambre. Terminaríamos con la situación de hambre en el mundo. Obviamente no es tan fácil como eso, pero no hay que infraestimar la urgencia del problema de desperdicio alimentario.
Debemos aprender cómo dejar de desperdiciar en los hogares y exigir, como consumidores y entre otras cosas, que se vendan productos “feos” que están en buen estado.
También es importante tener en cuenta que nuestro poder es limitado, aunque sea vital y el cambio que más impacto tendrá. Es necesario que la industria y el sector HORECA también sean partícipes del cambio. Y, para esto, las leyes serán fundamentales.
Para despedirme, os dejo una infografía con algunos tips:
Como siempre, si quieres saber cualquier cosa o tienes una idea para próximas ediciones, no dudes en escribirme.
Nos leemos pronto,
Carolina
PD: el 29 de septiembre es el día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos.
POR SI QUIERES SABER MÁS
- Informe FUSIONS de 2016 sobre el desperdicio alimentario en Europa
- Para conocer mejor el robot de Walmarts
- Hungry for disruption para nuevas tecnologías