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Centroamérica entre líneas: un blogcast de libros
Constante huida
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La identidad centroamericana es una construcción que va más allá de una geografía y un devenir histórico compartido. Centroamérica es un rompecabezas de ideas, anhelos y vivencias que está en proceso de armarse. Una región en la que conviven lo antiguo y lo moderno, lo voraz y abundante con lo malnutrido y paupérrimo. Una región de formas de vida diversas y contradictorias, de prácticas religiosas ancestrales junto a rituales exoculturizados, una región culturalmente rica que se desangra con los masivos flujo de migración en la búsqueda de una vida mejor. Centroamérica es un territorio hostil y polarizado. En sus ciudades, respiramos violencias, agresividad y desigualdad; pero es una región con muchos deseos de reinventarse y construir algo mejor.

Por eso es importante la búsqueda, por muy ardua que sea, de una identidad alejada de las manipuladas definiciones identitarias imaginadas por el marketing empresarial, especialmente la de su avozarado sistema bancario, que se apropia de los colores y enseñas nacionales para un maquiavélico ejercicio de extorsión emocional.

Centroamérica es un vitral desgajado que no termina de encontrarse ni reconocerse, tal vez porque no termina de aceptar sus diversidades y contrariedades. Y posiblemente parte de la solución a los actuales problemas que aquejan la región sea encontrar un punto de encuentro en esa búsqueda identitaria marcada por la violencia, sin importar su apellido, ya sea a causa del narcotráfico, pandillas, extorsión o sicariato.

Quiero sentir la serenidad de una persona común y corriente que camina por la playa o tal vez contrate al sicario de los sueños es el verso y a la vez título de unos de los capítulos del poemario Constante huida: crimen de un corazón que no recuerdo y/o pronunciamientos del habla tartamuda, del escritor guatemalteco Manuel Tzoc. Unos versos que reflejan esta desazón identitaria centroamericana, que se debate entre una ansiada paz y una lacerante y enquistada violencia.

Con Constante huida: crimen de un corazón que no recuerdo y/o pronunciamientos del habla tartamuda nos sumergimos al delirio del metapoeta Manuel Tzoc y al desborde de imágenes que habitan su poética. Constante huida es una poesía desesperada que busca expresar al mundo y que nos llega desde las orillas de una Guatemala lacerada por la memoria histórica, personal, étnica, de género y deseo sexual. Una poesía que se resiste a ser poesía y se desparrama a través de múltiples formas de decir, cantar, gritar, sufrir. Su impudor es su genio. Un genio construido a fuerza de palabras que apenas si pueden imaginarse, decirse, repetirse.

Manuel estructura este intenso poemario en tres distintas partes para poder abordar los ejes identitarios que reflexionan su trabajo: lo indígena, lo homosexual, lo urbano, lo artístico, principalmente. En palabras del autor, son pilares que sostienen su deseo, reconocen, dignifican y le nombran ante un sistema que le excluye y rechaza.

La primera parte del libro, Pronunciamientos del hablar tartamuda, es una experimentación en su totalidad. Esta contiene once poemas que guardan una relación con su contexto urbano, símbolos y códigos. Manuel disfruta jugando con imágenes violentas, pero que sólo se manifiestan en la escritura. Realidad, ficción y ternura de una cultura urbana y su contexto. La belleza de la agresión poética en estado puro.

En la segunda parte del libro, Constante huida: crimen de un corazón que no recuerdo, el poeta asume una postura de victimario, ejerciendo la violencia no solo a él mismo sino hacia a los demás. Los poemas adoptan una nueva formalidad, manteniendo temas vivenciales y experiencias personales. Algunos de los textos fueron incluidos con anterioridad en antologías de poesía y tuvieron cabida en este nuevo título al dialogar perfectamente con el resto de las partes. Con los ocho poemas que conforman esta parte, Manuel nos ofrece una restauración emocional.

En la tercera y última parte del libro, Poemas de domingos familiares /ORIGEN Y HERIDA/, podemos sentir el aliento del poeta. Aquí reúne algunos de sus más íntimos poemas, que giran en torno a su núcleo familiar y lesiones más dolorosas. Manuel nos brinda una poesía que irrumpe violentamente en todas partes. Es con nuestra capacidad de asombro e imaginación, que logramos traducirla, para sensibilizar las cosas, el contexto y nuestra mirada.

En Huida Constante y prácticamente toda la obra de este poeta es una extensión de su ser y de su estar en este mundo; constatando que cada palaba y cada línea que componen los versos gritan en voz alta una identidad que abraza y dignifica: homosexual, artista, indígena y urbano… Manuel se considera un ser híbrido, muy consciente de sus orígenes indígenas. Y es en ese momento, en el que se nombra, se reconoce, se dignifica y se posiciona ante un sistema que lo oprime y que le niega ciertos espacios. Sin embargo, también es consciente de sus privilegios, tal vez pocos, pero que han hecho de su vida y sus decisiones un camino más llevadero para transitar.

Manuel Tzoc es en esencia un metapoeta. Su poesía reflexiona, amplía su propia naturaleza discursiva descubriendo el origen del poema y las formas que le dan vida. Definitivamente su obra hunde sus raíces en la creación poética, sumergiéndose en otros lenguajes estéticos que resignifican los objetos a través de la poesía escrita. Manuel explora todas las posibilidades estéticas del libro, asignándole la categoría de piezas visuales. Sus búsquedas implican la experimentación con la palabra y el objeto. En Constante huida, esa complicidad artística la vive con el artista visual Marlov Barrios. Otro artista travieso y valiente de Guatemala cuya obra fusiona las artes visuales y la creación poética y música; mezcla la cultura pop, los sueños, la historia de Guatemala y la cosmovisión maya, junto a otras culturas latinoamericanas. Su obra La creación de los planetas da vida a la portada de Constante Huida.

Y es que el arte, en sus diferentes expresiones, yace en la creación poética de Manuel. Este poeta se preocupa por la edición y publicación de su obra de manera práctica, esto le permite evadir la censura y a la vez asegurar una experiencia sensorial para sus lectores. Esta inmersión en el proceso editorial acorta la distancia entre el creador y su público, dándole a sus versos la corporeidad de la que la palabra impresa generalmente carece. Para el poeta, la textura del papel, el impacto de las imágenes y la interacción con el objeto poético son parte de la experiencia y a la vez una invitación a pensar en la fetichización del libro y, finalmente, de la palabra. Por eso, sus libros-objeto alcanzan un nivel de creatividad visto en muy pocos poetas de la región centroamericana. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la metapoesía de Manuel alcanzan su máxima expresión. Los poemas cuentan con dos diferentes niveles discursivos paralelos. En el primero, el poema en sí, escrito en palabras impresas. En el segundo, que discurre paralelamente al primero, y entremezclado con él, las expresiones artísticas que moldean la propia vida del poema y que nos ayuda a reflexionar sobre su propia naturaleza, su origen, condicionamientos y demás circunstancias.

Sus obras Polen, publicada en 2014, Cuerpo de niño triste en 2015 y Wuj en 2019.se articulan y ensamblan distintos lenguajes artísticos. Estos son libros que se salen del concepto de los libros tradicionales en formato y contenido. Es una fusión entre objeto y palabra, entre lenguaje y artefacto. En el caso de Polen, este es un título más conceptual, un  libro con forma de frasco de vidrio que contiene cápsulas de vivos colores entre amarillo, azul, verde, café y rojo y que dentro tienen tiras de papel. Polen es la flor, y las cápsulas son los pétalos mientras el contenido se enuncia poético. El lenguaje es el polen que los lectores-abejas consumen. O el caso de su obra Wuj, que recrea un tipo de experiencia epistolar. El poeta-creador confecciona tan solo cincuenta copias de un objeto poético compuesto de hojas sueltas de rica textura y con una tipografía mecanográfica en un sobre sellado cuya función es de cubierta de libro. Los versos contenidos en esta obra ofrecen una reflexión en torno a nuestra relación con los medios sociales.

La poesía de Manuel Tzoc engloba cuatro panorámicas memoriales: la identidad indígena desde la memoria, el deseo marika-homosexual desde lo sexo afectivo que no responde a un deseo heterosexual, el contexto urbano como lugar de batalla y el pensamiento poético como su arma de combate. Esta interseccionalidad identitaria habla de visibilizar todas las capas de una persona o sector que siguen siendo oprimidas por el Estado, la iglesia y la sociedad. El nombrarse marika-homosexual dio pie a producciones como «Gay(o)» y otro libro de contenido homoerótico inédito. Para este poeta, posicionarse políticamente desde esas identidades, ha significado trabajarlas, analizarlas, reflexionarlas y construirlas desde la memoria y el deseo. Y para un joven que nació en el área rural de un país como Guatemala, encorsetado en férreos y vetustos valores religiosos y pautas sociales asentadas en el patriarcado y machismo, seguramente ha implicado un desgaste emocional y mental que ha hecho de este poeta una voz contestataria y resiliente; nadar a contracorriente es solo para valientes.

El mismo autor confiesa que su contexto social de pequeño no fue amable, pero tampoco fue terrible; es una persona afortunada con privilegios que los utilizó para visibilizar sus deseos y disidencias. Tuvo que pasar por ciertos procesos para poder ser honesto y sentirse pleno. Habla de una lesión racista, homófoba con la que fue creciendo, pero también madurando. Esto le generó pensamiento crítico, resistencia y libertad. Su primordial trabajo es aportar ideas a estas vías de reflexión y diálogo desde las disciplinas artísticas. Manuel se considera afortunado de llevarse bien con su familia y de no sentirse discriminado hoy día por su identidad sexual. El admite que el proceso de aceptación de esa identidad fue muy doloroso en su adolescencia. La religión católica que profesa su familia tuvo una enorme influencia sobre él. Pero a raíz de esto, dice, pudo ser honesto consigo mismo respecto de su deseo sexo afectivo y salió del closet al cumplir 18 años. Empezó a escribir poesía cuando tenía 20 años. Necesitaba un refugio y un lugar seguro donde visibilizar sus deseos y afectos. Y la poesía fue ese rincón de confianza y autoaceptación. Entre sus referentes literarios están la poeta guatemalteca Isabel de los Ángeles Ruano, el también poeta guatemalteco Francisco Nájera y el artista visual desaparecido Francisco Tún. A él le atribuye una gran capacidad de riesgo y futuro en sus ideas creativas. Manuel, en uno de sus relatos, afirma que el libro El tiempo principia en Xibalbá del autor nacional Luis de León «le marcó y dirigió la vida» y fue por ese libro que se inició en la poesía.

El devenir poético de Manuel metaforiza el deseo de la carne, el cuerpo, el amor, la ternura y el espíritu diverso, entre otras cosas. La poesía de Manuel visibiliza otros deseos sexoafectivos  fuera de la heteronorma. Y es un contexto racista, machista, clasista, sexista, homolesbobitrasfóbico, como es el guatemalteco y por extensión, el centroamericano, lo que convierte a Manuel Tzoc en un poeta disidente de la heteronormatividad; un poeta que se resiste frente a esos obstáculos constantemente.

La poética de Manuel Tzoc es un ejercicio de fusión de expresiones creativas que tratan de metaforizar realidades sociales desde la interseccionalidad identitaria a través del lenguaje poético y de las artes visuales. Sus tópicos constantes como el género, identidad, cuerpo, origen, memoria, lenguaje, imagen, objeto, disidencia sexual, y todas las posibles hibridaciones que a su vez provocan la suma de estos temas, articulan una nueva poética. Estamos ante una nueva visión de región, Centroamérica y de país, Guatemala; y Manuel Tzoc nos lo grita con su voz quebrada y resiliente de poeta.

Manuel escribe que sus poemas son sus hijos y los hijos dan problemas, por eso buscar una pared en ruinas para llorar un poema, para sangrar un poquito demasiado. Con las poéticas de Manuel Tzoc logramos articular nuestras diferencias para democratizar las relaciones entre unos y otros; pues es más lo que nos une que lo que nos separa, siempre desde el respeto de nuestras especificidades culturales.


Manuel Tzoc escribió Constante huida: crimen de un corazón que no recuerdo  y/o pronunciamientos del habla tartamuda y Catafixia editorial la publicó en 2016.

Manuel Gabriel Tzoc Bucup nació en 1982. Es poeta y artista visual maya k‘iche’ guatemalteco interdisciplinario con matriz en la poesía, que cohesiona los demás lenguajes estéticos para la creación de una obra. Su oficio se concentra en resignificar los objetos a través de la poesía escrita, explorar todas las posibilidades estéticas del libro, asignándole la categoría de piezas visuales. Sus búsquedas implican la experimentación con la palabra y el objeto.

Autodidacta a través de talleres, diplomados y lecturas de arte y literatura contemporánea. Ha publicado los títulos de poesía Esco-p(o)etas para una muerte en ver(sos) b-a…l…a, publicado por Folio 114 en 2006, De textos insanos, publicado por Santa Muerte Cartonera en 2009, GAY(O) publicado por Milena-Caserola en 2010, El ebrio mar y yo, publicado por s.o.p.a. en 2011, el trabajo poético/teatral El Jardín de los Infantes Locos y la Escafandra de Oro, en colaboración con Cecilia Porras publicado por Catafixia Editorial en 2013 y los libros-objeto Polen de 2014, Cuerpo de Niño Triste de 2015 y Wuj de 2019. Co-editor del fanzine Macha y de Ediciones La Maleta Ilegal. Textos suyos han sido publicados en revistas y antologías de América Latina, y su trabajo visual ha sido parte de diversas muestras de arte. Ha sido invitado a diferentes festivales de poesía nacionales e internacionales y también ha presentado su trabajo visual en diversas galerías y muestras de arte contemporáneo locales y extranjeras.


Fuentes consultadas:

  • Tzoc, Manuel. Constante huida. Guatemala: Catafixia, 2016. ISBN: 978-9929-591-37-0.

  • Ochoa, Salazar (2016). La “Constante huida” de Tzoc Bucup. En: la Hora (23 de septiembre). Recuperado de: enlace

  • Quemé, Fabrizio (2016). Manuel Tzoc: las palabras y el lenguaje como registro de la memoria. En: la Hora (22 de septiembre). Recuperado de: enlace

  • Palacios, Rita (2019). La poesía cuir de Manuel Tzoc Bucup. En: Siwar Mayu, un río de colibríes. Recuperado de: enlace

  • Salazar, Pilar (2022). Manuel Tzoc, el artista maya k’iche’ que hace poesía con la memoria y el deseo marika. En Somos presentes (11 de febrero). Recuperado de: enlace

  • Tzoc, Manuel (2023). Poeta Internacional: Manuel Tzoc. En Contratiempo (31 de marzo). Recuperado de: enlace

  • Manuel Gabriel Tzoc Bucup (20??). En Catafixia editorial. Recuperado de: enlace

  • Vásquez Reyna, Diana (2017). Situar la ternura en un país violentado. En (Casi) Literal (3 de septiembre). Recuperado de: enlace

  • Morales, Astrid (2016). 60 páginas para conocer a Manuel Tzoc. En El Siglo (20 de septiembre). Recuperado de: enlace

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