#1. Mi psicóloga sabe tu nombre
Unos pensamientos sueltos sobre el refuerzo intermitente, el amor propio y "Cómo me enamoré de Nicolas Cage".
Hace unas semanas mi psicóloga me explicó la teoría del refuerzo intermitente. Básicamente funciona así: si nosotros realizamos una acción y a cambio recibimos una recompensa, nuestro comportamiento tiende a realizar cada vez más esa acción para recibir el estímulo positivo. Si cada vez que realizamos esa acción recibimos la recompensa, estamos ante un refuerzo continuo. Pero, como nada en la vida es tan fácil ni tan lindo, cuando la recompensa a veces llega y a veces no, ahí aparece el refuerzo intermitente.
Si no te quedó claro, te lo explico con un ejemplo. Imaginate que estás jugando al tragamonedas y cada vez que apostas, ganás. Buenísimo, ¿no? Bueno, ahora imaginate que vos apostas una vez y perdés. Apostas otra y volvés a perder. Así dos veces más hasta que a la quinta ganás el premio más grande. Cuando recibís tu recompensa sentís una felicidad tan grande que te olvidás de lo que perdiste en el camino, entonces eso te lleva a apostar más. Así se cree que funcionan las adicciones. Y así, también, puede funcionar el amor.
“Cómo me enamoré de Nicolas Cage” o cómo destruir a Ivo en poco más de 300 páginas
Algunos críticos dicen que “Cómo me enamoré de Nicolas Cage” de Carla Quevedo es sobre una mina que sale con un músico famoso y se obsesiona con él aunque no vale ni dos mangos. ¿Mienten? Claro que no. Pero mi humilde opinión es que si de toda la historia lo único que pudieron rescatar fue eso es que no estuvieron prestando mucha atención.
Un jueves por la noche en un boliche de Nueva York, Marta conoce a este chico encantador que resulta ser Nicolas Cage, un famosísimo músico miembro de una banda exitosa. Ella, con ansiedad y en busca del amor; él, con la sonrisa perfecta y las palabras correctas. Casi como si fuera una película de Disney, ellos conectan instantáneamente y la promesa de un amor largo y duradero se siente en el aire.
Pero no pasa mucho tiempo hasta que Nicolas empieza a actuar raro. No contesta por semanas y después aparece para tomar un café. Coquetea con ella, pero se contiene en los momentos más íntimos. La mantiene a una distancia prudente: lo suficientemente lejos para que no moleste, pero lo suficientemente cerca para volver cuando lo necesita. En fin, en lenguaje de hoy, le aplica un típico breadcrumbing.
“Lo bueno de las relaciones cuando empiezan son los puntos suspensivos […] Esa elipsis que exige una continuación, la posibilidad de todo, la emoción de ver qué sigue, qué llega. Y lo terrible de las relaciones es cuando los puntos suspensivos quedan al final…”
Sin embargo, ella acepta esta dinámica por bastante tiempo y se deja consumir por su obsesión: hace cuánto no le respondió, si estará con otra, si se aburrió de ella, si…, si… y muchos más “si…”.
Como lector, uno la ve entrar en este “agujero obsesivo” sin entender por qué se deja tratar así por alguien que realmente no la aprecia. La respuesta la da la autora con, irónicamente, una pregunta: “¿Quién soy yo cuando no estoy intentando que otra persona me quiera?”.
¿Por qué Marta sigue apostando a Nicolas aunque no la aprecia? ¿Por qué yo decidía quedarme donde no me necesitaban? ¿Por qué el ludópata acepta seguir perdiendo en el tragamonedas por la promesa de una posible recompensa?
Marta no puede olvidar esa noche en el boliche, yo no podía olvidar esa cita y el ludópata no puede olvidar el jackpot porque, si se sintió tan bien en un momento, ¿quién dice que no vamos a volver a sentirlo?
Cuando Nicolas aparecía, la depresión de Marta daba un paso atrás y cuando yo recibía el mensaje, mis problemas parecían cada vez más pequeños. Pero cuando Nicolas ya no estaba y la respuesta no llegaba, Marta y yo nos quedábamos con el fantasma de un sentimiento.
Quizás nos es difícil dejar de apostar porque idealizar un vínculo nos ayuda a escapar. Idealizamos porque crearnos escenarios en la cabeza nos hace olvidar de eso que no tenemos e intentamos llenar con alguien más. En mi caso, el amor que no siento por mí mismo lo compenso con la validación de los demás.
A veces la idea del amor nos reconforta más que el sentimiento en sí. No podemos esperar a enamorarnos, entonces nos obligamos a sentirlo. Queremos las citas, los almuerzos, los chistes internos y toda la experiencia, pero no estamos dispuestos a ser pacientes para conseguirlo. Y así saltamos de cita en cita y persona en persona con tal de saborear, al menos, un fragmento de todo eso que queremos.
Con Marta aceptamos que nos amen intermitentemente porque si no tenemos esa atención, ¿qué nos queda? Inevitablemente cuando caemos nos encontramos con nosotros mismos y requiere mucho coraje estar solo.
No culpo a las personas por irse. Me culpo a mí por adjudicarles tanto, así como Marta también lo hace. Pero algo que deberíamos aprender ambos es que estar solos no necesariamente es algo malo. Nos tenemos a nosotros y eso debería ser suficiente.
Otros amantes intermitentes
Para cerrar esta primera edición quiero dejarles tres canciones que siento que retratan a la perfección este sentimiento que les describo.
La primera es Love Me More de Mitski. Entré en esta hace poco y este tema me encantó. Más porque en un momento le pide a otra persona que la ame lo suficiente para llenarla. Quizás es más sexual su intención, pero yo decido interpretarla de otra manera.
La segunda es Nunca estoy de C. Tangana que, cantada desde la perspectiva de una mujer, cuenta cómo ella lo espera a pesar de que él no la ama como se merece.
Y por último dejo august de Taylor Swift, en la que la protagonista de la historia cancela planes y hasta se escabulle atrás de un shopping por un hombre que ni siquiera le “pertenece”. Ella también acepta que la amen intermitentemente.
Espero que te haya gustado esta primera edición del newsletter y estás invitadx a responder este mail con experiencias propias, sugerencias o lo que sea que te haya despertado. Podés seguirme en Instagram y en Twitter si queres que hablemos por ahí. Si te copó y crees que a un amigue le puede interesar, compartíselo que me haces un re favor :)