Es esta una sección de
compartires: descubrimientos que mantienen encendido el fuego del asombro y la ilusión; que regalan disfrute, consuelo, bienestar, o simplemente evitan que me pierda: pequeños grandes faros que consiguen que recupere el rumbo y un poquito de belleza.
Parece que finalmente ha llegado el otoño a esta pequeña ciudad amurallada en el norte. El cielo ha virado a un gris plomizo, las temperaturas han bajado y el ambiente se ha humedecido. Todo esto casa a la perfección con mi paisaje interior, el lugar en el que me encuentro desde hace bastante tiempo, un lugar de introspección y cambio, un lugar en el que primero fue invierno y desde hace unas semanas ya, por fin, es otoño. Así pues, llevo tiempo desentonando con el expansivo verano, aunque -he de reconocer- sus días largos y luminosos me salvaron de perderme mar adentro y poco a poco fundieron mis nieves.
Acabo de leer un poema de Louise Glück, premio nobel de literatura del 2020. Louis ha fallecido estos días, con la caída de la hoja.
El poema, bellísimo, dice tal que así:
Otoño
La luz ha cambiado;
ahora Do mayor suena más oscuro
y las canciones matutinas un tanto encorsetadas.Esta es la luz del otoño, no la de primavera.
La luz del otoño: no te has de salvar.Las canciones han cambiado: lo impronunciable
ha entrado en ellas.Esta es la luz del otoño, no la que dice
he renacido.No el alba de primavera: me debatí, pené, me liberaron.
He aquí el presente, una alegoría del desperdicio.Han cambiado tantas cosas. Pero eres afortunada:
arde en ti el ideal como una fiebre
o, más bien, como otro corazón.Han cambiado las canciones, pero aún son bastante hermosas,la verdad.
Se han concentrado en un espacio más pequeño: el de la mente.
Se han vuelto oscuras de angustia y desolación.Con todo, las notas se repiten. Flotan de un modo extraño.
Anticipan el silencio.
El oído se acostumbra a ellas.
El ojo se acostumbra a las desapariciones.No te has de salvar, ni se ha de salvar lo que amas.
Llegó un viento y se fue, destrozando la mente.
Ha dejado una extraña lucidez en su estela.Qué privilegiada eres por aferrarte aún
con pasión a lo que amas:
perder la esperanza no te ha destruido.Maestoso, doloroso.
Esta es la luz del otoño; viene hacia aquí.
Es sin duda un honor acercarse al final
creyendo aún en algo.
Gracias Louise.
Si ha habido un filósofo que ha escrito sobre la finitud, que ha estado obsesionado con lo que significa ser un humano finito con un tiempo limitado en el planeta ese fue -y es- Martin Heidegger que afirma que más que hablar sobre tener un tiempo limitado deberíamos decir que somos tiempo.
Somos una cantidad de tiempo limitado.
(No te has de salvar, ni se ha de salvar lo que amas)
Somos tiempo -al menos en esta experiencia terrenal- y por ello el ir desentramando la mejor de las maneras de vivir, significa para mí saber gestionarlo y sobre todo apreciarlo. Poder decidir desde la presencia si quiero o no hacer algo, qué me aporta, ¿preferiría estar en otro sitio, hacer otra cosa? ¿tengo potestad para que así sea?, es decir, llevar yo el volante de mi existencia el mayor tiempo posible en lugar de dejar que la vida me arrastre.Mucho se habla del FOMO (Fear Of Missing Out, miedo a perderse algo),ese querer estar en todos los sitios, ese no perderse nada y creo que más que nunca deberíamos abanderar el JOMO (Joy of missing out, alegría por perderse cosas,) y sentir esa satisfacción cada vez que decimos que no a algo -o a alguien- que no nos aporta, que no nos apetece o que va a perpetuar que permanezcamos en ese lugar que no queremos, siendo quien no deseamos ser ,desangrando nuestros minutos a borbotones.Así pues, recortemos la conveniencia social imperante y la obligación en post de la apetencia y el vivir a nuestro favor para habitar con presencia la dirección por la que realmente queremos ir y disfrutar cada paso, saboreándolo con fruición.
Me recuerdo siempre que cada vez que digo no a algo digo sí a otra cosa. No falla.Digo no a esa comida de trabajo donde nunca lo paso bien y estoy diciendo sí a leer el libro que me gusta, digo no a un café con esa persona que no me aporta nada o muy poco y estoy diciendo sí a mi práctica de yoga o a dar una sorpresa a ese amigo querido que tengo descuidado, digo no a un curso nuevo y digo sí a profundizar en los que ya tengo y así no sentirme abrumada ni dispersa, digo no a los grupos de whatsapp, digo sí a no perder tiempo leyendo insustancialidades - la mayor parte de las veces-…la lista es interminable -el tiempo, no-.
EL BOTIQUÍN
-Biblioterapia 📚: Cuatro mil semanas, de Oliver Burkeman.Una reflexión necesaria e inteligente sobre la gestión del tiempo. No te dejará indiferente, eso seguro.
-Una vitamina 💊: Para poner en bucle
Monodosis 💉: Las chicas están bien de Itsaso Arana.
La amistad,el amor, la orfandad y la muerte. La fui a ver con mi hermana y mi sobrina y nos calentó mucho y bien el corazoncito.
- Una purga 🫖: escaparse a esta maravilla de lugar donde Siets y Tariq te recibirán con calidez. Un lugar para desconectar y cargar las pilas, además también existe la opción de retiros artísticos.
-Prescripción 🩺 vive a tu favor, al menos un poquito cada día.
-La naturaleza 🪺 siempre, sal a pasear y respira.
Y para los que aún disfrutamos de la radio, un regalito 📻, más de 65.000 emisoras (y no hace falta registrarse para utilizarla ;)
Esta es la luz del otoño; viene hacia aquí.
Con amor,
P.
I loved this piece! Time is precious and so are you my darling 🍁