La mayoría de los problemas, que podemos controlar, ocurren porque nos faltamos al respeto a nosotros mismos.
¿Alguien que se respetara a sí mismo conduciría borracho o drogado?
¿Alguien que se respetara a sí mismo pediría un préstamo para unas vacaciones?
¿Alguien que se respetara a sí mismo estaría en una relación que no le llena por miedo a no encontrar algo mejor?
¿Alguien que se respetara a si mismo se alimentaría a base de comida basura?
La piedra sobre la que se cimienta el crecimiento personal es el respeto.
Respetarte es quererte. Respetarte es cuidarte.
¿POR QUÉ NARICES NO TE TOMAS LAS PASTILLAS?
Imagínate que prescriben un fármaco a cien personas. Pues esto es lo que pasa después. Una tercera parte ni siquiera llevará la receta a la farmacia. Otra tercera parte sí que lo hará, pero no se tomará la medicina como se le indica. Se saltarán dosis, dejarán de tomarla antes de tiempo o puede que ni siquiera empiecen a hacerlo.
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Pero —y esto es lo más sorprendente— imagina que no eres tú la persona enferma. Es tu perro, así que tienes que llevarlo al veterinario. Este te da una receta, y ¿qué ocurre entonces? Tienes los mismos motivos para desconfiar de un veterinario que de un médico. Es más, si te importara tan poco tu mascota que no te preocupases lo más mínimo por la receta inadecuada, insuficiente o llena de errores que quizá te ha dado, ni siquiera la habrías llevado al veterinario, para empezar. De modo que sí te importa, y tus acciones lo demuestran. De hecho, por lo general, te importa incluso más que tú mismo. A las personas se les suele dar mejor gestionar las recetas médicas de sus mascotas que las suyas propias, lo que no es fácil de entender. Incluso si adoptamos la perspectiva de tu mascota, no lo es porque el animal (probablemente) te quiere y estaría más contento si te tomaras la medicación.
Es difícil llegar a ningún tipo de conclusión a partir de esta serie de hechos más allá de que parece que la gente quiere más a sus perros, gatos, hurones y pájaros (incluso quizá también a sus lagartos) que a sí misma. ¿No es algo espantoso? ¿Cuánto dolor es necesario para que algo así sea cierto? ¿Qué le puede pasar a la gente para preferir antes a sus animales de compañía que a sí misma?
12 reglas para vivir - Jordan B. Peterson. (Capítulo 2)
Respetamos más al resto que a nosotros mismos, y así nos va.
Nos engañamos y nos maltratamos.
The first principle is that you must not fool yourself and you are the easiest person to fool. - Richard P. Feynman
Comprométete contigo mismo
¿Por qué no vemos a nuestro yo del futuro como alguien que depende de nosotros?
Alguien con quien tenemos un compromiso, alguien con el que podemos llegar a acuerdos. Hay un término que desde hace más de un año me es muy útil, se llama el contrato de Ulises. Hace referencia a cuando en el mito de las sirenas de la Odisea, Ulises se ata al mástil del barco para poder oír el canto de las sirenas. Las cuerdas que le unían al mástil le mantenían unido a su barco, el cual era su propósito, seguir en ese barco para llegar a su hogar.
Este término lo escuché la primera vez en el podcast Radio Fitness Revolucionario episodio 265, con Fernando Alonso, el Nano no, el divulgador.
Un contrato de Ulises podría ser una nota donde dejamos escrito lo que queremos lograr, por qué lo hacemos y decir lo que nos ha costado llegar a este punto, por ejemplo, marcando en un calendario cada día en el que lo hemos conseguido, método Seinfield.
Si quisiéramos dejar de fumar, anotaríamos todos los males que nos hace y los días que llevamos sin fumar. Aunque lo más poderoso en estos casos es, volviendo al inicio, hacerlo por otros. ¿Viviré menos años junto a mi hijo por no poder dejar de hacer algo que detesto?
Transforma tu identidad
Los dos motores más potentes del cambio son el dolor y el cambio de identidad.
Imagina a dos personas que están tratando de dejar de fumar. Cuando se le ofrece un cigarro a la primera persona, dice: «No gracias, estoy tratando de dejar de fumar». Suena como una respuesta razonable pero esta persona todavía cree que es un fumador que está tratando de llegar a ser una persona distinta. Está esperando que su conducta cambie mientras sigue manteniendo las mismas creencias.
La segunda persona rechaza el cigarro diciendo: «No gracias. No soy fumador». Es una pequeña diferencia, pero esta afirmación indica un cambio en la identidad. Fumar era parte de la vida anterior de la persona, no de su vida actual. Esta segunda persona ya no se concibe a sí mismo como fumadora.
Hábitos atómicos - James Clear
Para que nazca una nueva identidad, primero tenemos que matar a la antigua. Tenemos que vencerla, vencer lo que nos decimos. Cosas cómo: “Soy un negado hablando en público“, “No sirvo para despertarme temprano”
Es un mantra repetido hasta el empacho y no se vence de la noche a la mañana. Requiere esfuerzo consistente y concienzudo detener esa inercia. Necesitarás tiempo, esfuerzo y probablemente ayuda. Traza un plan y ves consiguiendo pequeñas victorias poco a poco y así cada vez verás ese objetivo inalcanzable más cercano.
Grandes cambios, requieren grandes sacrificios.
Hay que pagar el precio.
No hay atajos.
Si has llegado hasta aquí puedo decirte: