Lo que nos contamos y cómo lo hacemos también es bienestar
Episodio #74 - Cómo contar y contarnos mejor nuestra propia historia, con Diana Orero
En este episodio hemos hablado de:
1) Cómo la forma en qué nos hablamos nos influye para bien y para mal.
2) Cómo cambiar la percepción de lo que nos pasa cambiando las palabras que usamos.
3) Claves para ponerlo en práctica todos los días.
Parece que un tema como este es cosa de psicólogos, pero después de escuchar este episodio verás que es una forma de ver la vida en sí misma y que muchos de sus principios se aplican en la publicidad. De hecho, de ese sector viene mi invitada. Diana Orero es especialista en comunicación y pensamiento creativo y una apasionada de las palabras, que utiliza a su favor, tanto en su vida diaria como en su profesión de publicista.
Esto también es bienestar
Cuando hablamos sobre «bienestar» creo que casi nadie se le viene a la cabeza incluir “lo que decimos y cómo lo decimos” como una forma de bienestar. Sin embargo, ¡lo es!
¿Nos enseñan esto? No lo creo… Creo que lo aprendemos (o lo sufrimos) a fuerza de golpes.
Así lo dice Mariano Sigman: “el hábito que tenemos que aprender es el de hablar con uno mismo”.
Y es que, como bien dice Diana, a la hora de contarnos una historia somos a la vez el director y la audiencia.
¿Y qué es una historia? “Una historia es una emoción” y somos quienes tenemos el poder de asociarlo a una emoción buena o a una mala.
Porque “la única diferencia entre el miedo y la esperanza es la historia que te cuentas sobre lo que crees que va a pasar”, dice Diana.
¿De cuáles historias estamos hablando?
Las historias que nos contamos sobre el mundo.
Las historias que nos contamos sobre los demás.
Las historias que nos contamos sobre nosotros mismos.
Esta última es quizás la que peor llevamos…
Si se escuchara en voz alta la forma como nos hablamos a nosotros mismos, probablemente nos pondrían una orden de alejamiento de nosotros mismos, dice Diana.
Tiene razón. Así que vamos a enfocarnos en este.
Lo que nos contamos sobre nosotros mismos (que no es simplemente un “diálogo interno”)
Lo de hablarse bien a uno mismo está bien, pero esto no es suficiente
Por mucho que yo me diga que “soy guapa”, si no me lo creo y además cuando me miro al espejo, en vez de verlo, me cuestiono mis defectos, pues el efecto que genero en mí es el contrario.
Por eso para ser consciente de cómo nos hablamos son necesarias 3 cosas:
Poner mucha intención en lo que decimos.
Darle credibilidad a lo que dices.
Darle emoción a eso que dices.
Y aquí meto la relación de esto con los hábitos:
Esta es la razón por la que copiarnos hábitos de otros no suele funcionar. En el fondo no tienen credibilidad para nosotros porque no están adaptados a nuestra intención y emoción.
No basta con proponérselo, hay que ponerse en marcha
¿Cómo desarticulamos esta forma de pensar negativa frente a lo que nos pasa?
Cada vez que te cuentes una historia piensa en esta fórmula:
Fijarnos en el protagonista + El tiempo verbal + El tono
Sé el protagonista de la historia: Diana dice casi todo el mundo cuando tiene un problema, habla de él involucrando a otra persona. Cuando ponemos el protagonismo en esa otra persona, perdemos el foco. Somos nosotros quienes tenemos el poder de hacer algo por el problema, no la otra persona. Trata de reformular el problema, siendo tú el protagonista.
Que tu tiempo verbal sea el presente: esto significa no ser viajeros del tiempo. No hurgar en el pasado (del que debes aprender) y ver el futuro con curiosidad (en vez de miedo).
+Una curiosidad: Existe un idioma cuyas palabras solo pueden usarse en presente. No tiene conjugaciones en pasado ni en futuro. Su creadora dice que es un lenguaje para ser más felices en el presente. Se llama Toki Pona.
El tono con el que nos contamos algo: se refiere a la emoción y se entiende muy bien si pensamos en que no se siente igual contar lo mismo con ilusión que sin ilusión, con miedo o con curiosidad.
Con estos 3 ejercicios sencillos podemos empezar a contar (y contarnos) mejor las historias.
Una alerta y una idea divertida
¡Cuidado en cómo usas el “Soy”!
¿Te suenan estas frases?:
“Soy un desastre”, “Soy muy malo en esto”, “Soy torpe”…
Soy esto o aquello…
Suena a tontería pero ojo, al hablarnos así con frecuencia nos creamos esa identidad. Además el lenguaje tiene consecuencias en el cuerpo.
Diana lo repite mucho en este episodio, usamos el “soy” indiscriminadamente contra nosotros mismos.
De ahora en adelante:
Cambiemos el “soy” por el “estoy”.
Muchas veces “estamos” de determinada manera en un momento concreto, pero no “somos” así siempre.
Si te identificas en el “lo hago mal” ni siquiera te das una oportunidad de mejora.
Usar palabras polares
Diana tiene algo que llama palabras polares, en su libro Todo Cuenta menciona muchas de sus favoritas. Son palabras sencillas pero la genialidad que tienen es la forma de entenderlas. A mí me encantaron estas dos:
Todavía
Es una palabra que pone un punto y seguido en vez de un punto y final.
Ejemplo: No es lo mismo decir “No me he casado” a decir “Todavía no me he casado”.
En el episodio menciona la anécdota de cómo la palabra “todavía” se convirtió en una de sus palabras polares por la historia de una amiga en una visita al médico.
Cómo
Es una palabra que te abre a las oportunidades en vez de cerrarlas. El truco está en cambiar un “no” por un “cómo”.
Ejemplo: “No puedo irme de vacaciones en junio” por un “¿Cómo puedo irme de vacaciones en junio?”
A veces funcionará y a veces no, pero al menos date la oportunidad de probarlo y ver cómo te hace sentir.
Ahora, encuentra la tuya y úsala como talismán.
Las historias que nos contamos sobre el mundo
Estas tienen que ver con la cultura y muchas veces "nuestras infelicidades” nacen de unas creencias que no hemos elegido pero que no nos cuestionamos.
Dice Diana que si las creencias son una casa que habitamos, a veces toca reformar la casa.
¿Cómo reformamos las creencias?
Escuchando lo que decimos.
Quitándonos ese ruido externo de “lo que tengo que hacer”.
Usar palabras polares.
Las historias que nos contamos sobre los demás
Diana lo explicó con un ejemplo. Si le dices a alguien que cocina fatal, es distinto que si le preguntas sobre la forma como está cocinando un determinado alimento. La emoción detrás de cada frase es distinta y le das una oportunidad a la otra persona.
En esto hay algo que me pareció precioso y es que todos ayudamos a construir la identidad de los demás. Si lo hacemos desde la generosidad, les ayudamos de manera positiva.
En resumen, algunas preguntas para pensar cuando estemos frente a una situación:
Ante esto que me pasa: ¿cómo me estoy hablando a mí?
Ante un determinado hecho: ¿esta creencia es mía o la he heredado?
Ante una circunstancia que me preocupa: ¿mi emoción es del presente o arrastra algo del pasado o imagina algo del futuro?
El gran aprendizaje que me ha dejado Diana en este episodio es que, aunque hay realidades que no podemos cambiar, sí podemos cambiar la percepción que tenemos y la forma de hacerlo es cambiando las palabras que usamos para contárnoslo.
¡Recursos maravillosos!
Libro Todo Cuenta, de Diana Orero (Una una delicia para leer y también para regalar). ¡Me he disfrutado cada página!
Libro Amar lo que es, de Byron Katie (Recomendado por Diana)
¡Nos leemos pronto!
Sigamos Cambiando un #TodoMal por un #TodoBien.
Nina.
¿Qué te pareció el newsletter de esta semana? 🤩 🤔 👎
📲 Para seguirle la pista a Diana: @diana.orero
⚡Dime lo que quieras, te leo y te escucho