#024 tres años sin justicia para beirut
las familias de las víctimas de la explosión del puerto de la capital libanesa siguen luchando para que la investigación judicial avance.
¡Marhaba1! ¿Cómo estáis? Esperemos que estéis disfrutando muchísimo de unas bien merecidas vacaciones. Nosotras os escribimos en servicios mínimos, pero no queríamos dejar de conmemorar un día que ha marcado la historia reciente del Líbano.
El 4 de agosto del 2020, a las 18:07 horas, 2.507 toneladas de nitrato de amonio mal almacenadas provocaron una de las mayores explosiones no nucleares de la historia en el puerto de Beirut. Al menos 218 personas murieron, más de 7.000 resultaron heridas y unas 300.000 se quedaron de forma temporal sin hogar. Tres años después de la tragedia causada por el hombre, aún no se ha conseguido justicia para las víctimas. La ciudad no ha sido la misma desde entonces. Este viernes pasado hemos salido con ellas a las calles para acompañarlas en su duelo y documentar su batalla por la justicia, así que quedaros a leernos.
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El zumbido se instala de inmediato en la cabeza. Los ojos en acostumbrarse a la oscuridad. El sonido es penetrante, no se detiene en ningún instante. La amplitud del espacio se disimula entre el extraño entramado de pasadizos. Al final de cada uno, hay una obra de arte. Es colorida, pero no dibuja nada que quede claro. Es difícil intuir cualquier forma. Cuando el visitante acerca el oído al lienzo, el zumbido se intensifica. El artista quería que todos los sentidos del espectador vibraran con su creación. Aunque las escasas luces le dan a la exposición un ambiente más bien siniestro, que contrasta con el arcoiris radiante y luminoso que desprenden las pinturas. Pero desde la entrada del nuevo edificio del icónico Teatro Metro Al Medina de Beirut, llega otro tipo de luz. Es ese tipo de resplandor que irradian dos mujeres con una misión.
Annie Vartivarian y Mariana Fodoulian son madre e hija. Galerista y veterinaria, la mayor pérdida de sus vidas las motivó a mezclar, aún más, sus mundos. Annie dirige la galería itinerante Art Design Lebanon, cuyos beneficios van para la Asociación Gaïa Fodoulian dedicada a rescatar animales que gestiona Mariana. Hoy, hace tres años que su existencia cambió por completo. El 4 de agosto de 2020, su hija y hermana, Gaïa, fue una de las al menos 218 personas que murieron por la detonación de 2.750 toneladas de nitrato de amonio mal almacenadas en el puerto de Beirut. “Quería mantener su memoria viva, su nombre vivo”, cuenta Annie, que, tres días después de perder a su hija, se embarcó en la aventura de poner en práctica sus ideas. El olvido no era tolerable.
“Gaïa estaba trabajando para abrir una galería que se instalara en los lugares más raros, o en sitios con historia”, rememora su madre. “No quería la típica galería cúbica blanca ni los lugares industriales donde ni un alma ha podido vivir”, explica Vartivarian. Para Mariana, a su vez, transformar la pasión por los animales de su hermana pequeña se convirtió en su prioridad. Pero, antes, viene la lucha por la justicia. Tres años después de una de las explosiones no nucleares más potentes de la historia, nadie ha sido castigado por ella. A sus 33 años, Mariana Fodoulian es la representante de los familiares de las víctimas. “Este es probablemente el primer crimen en la historia del Líbano que ha afectado a la totalidad de la población, no sólo a nuestras familias”, declara.
Entre el penetrante zumbido de la galería ideada por su hermana, Mariana reivindica la importancia de la investigación por lo ocurrido aquella fatídica tarde de agosto. “Esto es por el Líbano y necesitamos el cambio: en mis 33 años de vida, no he visto a nadie que haya sido castigado por sus crímenes ni que se haya servido justicia en mi país”, constata. Pero la investigación doméstica lleva bloqueada desde diciembre del 2021. No avanza. “Esta suspensión tiene motivaciones políticas”, denuncia Lama Fakih, directora de Oriente Medio y el norte de África del Norte de Human Rights Watch. “Ha habido decenas de denuncias contra el juez Tarek Bitar [a cargo del caso] por parte de los acusados que aprovechan cualquier laguna en el sistema legal libanés para evitar que avance”, subraya desde su oficina con vistas al puerto.
“Desafortunadamente, esto no es nada nuevo, ya que el Líbano sufre de una cultura de impunidad”, dice la también directora de la oficina de Beirut. “Hemos visto desde la guerra civil (1975-1990) que los crímenes graves, incluso aquellos crímenes de guerra en el contexto bélico, no han sido procesados y los responsables no han sido juzgados”, lamenta Fakih. Por eso, mientras familiares de las víctimas y organizaciones locales e internacionales presionan para que se retome la investigación doméstica, hacen constantes llamamientos a la comunidad internacional para que les echen una mano. “Con tal de que se conserve evidencia de los crímenes cometidos, hemos estado instando al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas a establecer un mecanismo de investigación sobre los hechos del 4 de agosto de 2020”, explica Fakih.
El rastro documental que produciría se podría usar en procedimientos judiciales en el Líbano. A su vez, varias familias han presentado demandas civiles en el extranjero, con algunos resultados positivos. El pasado junio el poder judicial británico ordenó al desaparecido comerciante de productos químicos Savaro Ltd. que les pagara más de un millón de libras esterlinas en daños y perjuicios a las familias de las víctimas tras considerarse responsable en una sentencia de la explosión del puerto de Beirut por ordenar el envío del nitrato de amonio que detonó. Foudolian también explicó que ya se han reunido con varios eurodiputados para que presenten sanciones contra aquellos políticos que están interfiriendo en el proceso judicial.
“Tenemos que mantenernos fuertes, porque en este país, si eres débil, no consigues nada y no está bien quedarse sentada y llorando todo el tiempo”, defiende la hermana de Gaïa. Su madre, sin familia ya en el Líbano después de que todos se marcharan a Estados Unidos durante la guerra civil, ni se plantea irse. Quiere seguir cerca de Gaïa. “Una madre debe estar con sus hijos, seguirlos: antes del nacimiento, en el embarazo, cuando nacen e, incluso, después de eso”, afirma. Mira a su alrededor, orgullosa de haber hecho realidad el sueño de Gaïa. “Aquel día perdí a mi hija, mi amiga, mi colega, mi todo”, constata. “Mientras les recordemos, están vivos entre nosotros, sus recuerdos vivirán, así que es como encender una vela por ellos”, dice, señalando la oscuridad de la galería.
Cada una conserva ese fuego por Gaïa a su manera. Y, a su vez, el amor que ella misma sentía por su país. Pese a haber estudiado dos carreras en Italia, Gaïa siempre quiso volver al Líbano. Por eso, la galería y la fundación para animales son proyectos que, de manera consciente, quieren ensalzar a su país. Madre e hija están convencidas de que la marcha de Gaïa servirá para algo, si no sirve ya. “Tal vez trabajaremos durante una década para conseguir esta justicia, pero lo haremos, así, tal vez, dejaremos de llamarles víctimas y serán, más bien, los mártires para el cambio aquí en el Líbano”, constata Fodoulian.
Este artículo ha sido publicado en El Periódico de Catalunya este 4 de agosto del 2023.
Para que os hagáis una idea más clara de cómo está la zona adyacente al puerto, os compartimos una galería de imágenes de Beirut a día de hoy. También incluye una fotografía de la exposición ‘Slumber Tongues’ que tuvimos el placer de visitar en la galería Art Design Lebanon para conocer a Annie y a Mariana.
Si deseáis ampliar la información y conocer de cerca lo ocurrido este 4 de agosto en Beirut para conmemorar a las víctimas, os dejamos algunos enlaces:
Crónica de la protesta celebrada el viernes en Beirut durante el tercer aniversario de la explosión, en la que la sociedad civil exigió una vez más una investigación liderada por la ONU (en catalán).
Intervención radiofónica de la abogada Zena Wakim, que detalla los últimos éxitos de la organización Accountability Now en su lucha por impartir justícia en Líbano recurriendo a la comunidad internacional.
Las facciones políticas que gobiernan el Líbano han hecho todo lo posible por impedir que se investigue la explosión del puerto. Los misteriosos asesinatos de cuatro personas que podían saber demasiado levantan sospechas sobre el motivo de la catástrofe. Lo aborda esta investigación de Christophe Boltanski publicada en L’Orient Today (en inglés).
Marhaba (مرحبا) significa hola en árabe.